2016/09/10

LA FORMACIÓN

Hace unos días, después de comer -bien y abundante- en un bar del muro en Gijón, hiciste una parada en el Dindurra. Es una cafetería donde te sientes cómodo, claro que vas pocas veces, relajado y sin prisa. A lo mejor un cliente diario encuentra algún fallo...de formación u otros. 

Mientras sorbías la manzanilla estabas atento a los movimientos de los empleados y de la clientela. Unas clientas piden sendos trozos de tarta. Un camarero o camarera -no recuerdas- destapa los recipientes que contienen las tartas, que en su mayor parte están ya partidas para evitar estropicios o cálculos geométricos  y a la hora de pasarlo al plato se le nota alguna dificultad. Si no le viera nadie se ayudaría de un dedo pero en el Dindurra...Un compañero o compañera llega en su auxilio. Coge la pala y le instruye sobre cómo se debe realizar la transferencia de la bandeja al plato: un corte, un giro, un juego de paleta y cuchara. 

Te quedas pensando cómo debería ser la formación de alguien que va a trabajar de camarero en el Dindurra: si en el módulo correspondiente de la formación profesional deberían enseñar esas transferencias, si ya aprenderá en la empresa donde encuentre trabajo, si deben ser los compañeros quienes les muestren los trucos. De paso piensas si son unos malos compañeros si no ayudan con el argumento de que no les pagan para eso. 

Cuando en tu empresa surge la periódica controversia de cafetería, abres el convenio de petete por una página que tienes marcada, pero menos mal que ya no te dedicas a los recursos humanos: Todos los agentes de la Red estarán obligados a colaborar en el perfeccionamiento profesional práctico de otros agentes o aspirantes, en materias relacionadas con los conocimientos propios de su categoría, sin que, por ello, tengan derecho al cobro de compensación económica de ninguna clase. 

El Derecho, contraindicado para responsable de recursos humanos, lo mejor un chalaneru. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En un trabajo anterior que tuve, los más viejos del lugar, que no eran más listos que los jóvenes, guardaban en secreto los esquemas de las máquinas que teníamos que reparar. La empresa no daba información y en este caso la información deba ventaja al que la tenía. iba luego solo a la máquina y reparaba la avería (si podía) e inmediatamente iba al jefe a decirle que lo había arreglado, para colgarse medalla individuales. Normalmente éstas son personas sin estudios que no tienen otra manera de medrar que la de ser unos bien mandados y quieren ser indispensables. Y muchos de ellos llegan a jefes, como los del principio de Peter. Estos son muy malos compañeros y son 'arreadores' cuando se les da la responsabilidad de un equipo. Pero la empresa lo mantiene, lo perpetúa, como se perpetuaba el mal rollo en la película “Brubaker”, que protagonizó Robert Redford como el nuevo alcaide de una prisión en el sur de los Estados Unidos y se encontró con la resistencia de todo el cuerpo de guardias de la cárcel e incluso desde la misma administración se le ponen trabas. Demasiados intereses creados. Cómo co... se puede esperar que una empresa así funcione siquiera, ya no digo bien.
NO se pueden arreglar coches si no se tiene idea de mecánica, o de electricidad, o de chapa y pintura. Luego el buen compañerismo favorece mucho el buen rollo entre compañeros. Pero si un nuevo me hace peligrar mi puesto de trabajo, igual le preparo un embolao para que le despidan y yo me quede en mi puesto de trabajo.
Para ciertos trabajos hace falta una formación y luego la empresa 'costumiza' a su gusto con el ideario de estilo que quiera. Los detalles de compañerismo son muy de valorar. El compañerismo hace empresa. Pero con el hijoputismo de los jefes no puede haber compañerismo. Si le das el cargo a la persona inadecuada igual te manda la empresa a concurso de acreedores. Salvo que la empresa sea pública, claro, que le subirán de categoría.

Anónimo dijo...

Hoy sobra gente formada en todas las ciencias y artes y leyes y trampas. Faltan empleos. Antes en una sucursal de banco había un montón de empleados para llevar las cuentas. Seguro que eran personas muy bien formadas. Se adaptaron a la informática y pusieron cajeros automáticos en las fachadas y sobraba gente. Y se transmitían los datos por hilo telefónico a las distintas entidades de los movimientos realizados. Y sobraba gente. Se han cerrado muchas sucursales. Se han fusionado bancos (o el grande se come al chico). Quedan empleados de banca, con formación, con estudios económicos, en puestos de responsabilidad. Quedan informáticos que acceden a los servidores de datos. Que tengan formación y estén ahí, no quiere decir que se sientan valorados en su justa medida. Y cuando tienen una oportunidad se van de la plaza de la céntrica plaza de la escandalera. Porque hoy la empresa despide a quien se le planta y el empleado avispado, que tampoco tiene ninguna fidelidad para la empresa y previendo lo que va a pasar, se anticipa y se busca otra empresa. Y son personas muy formadas. En otras empresa se van concentrando los garrulos, los trepas que no tienen ni bachiller y formación técnica y ganan tanto, o más, que esos licenciados en económicas y que esos ingenieros informáticos.

Anónimo dijo...




Café Dindurra: Histórica y gran cafetería en pleno centro de Gijón, remodelado actualmente es espectacular el entorno y la decoración interior inspirada en el edificio de la Ópera de Berlín. El desayuno con churros del Dindurra es único, Madrid debería de aprender a conservar la tradición de hacer buena churrería. Un sorpresa: tienen Sushi.

El plan de negocio del Grupo Gavia para el café plantea un horario ininterrumpido de lunes a domingo de ocho de la mañana a dos de la madrugada. Para dar servicio con tanta amplitud de segmentos horarios e incorporar a la oferta tradicional del café, servicio de gastrobar y coctelería 'after work' el Dindurra cuenta con 39 empleados. Al frente de las propuestas gastronómicas está Nacho Velasco Ríos, que también es jefe de cocina de Ciudadela. ¿Gente formada? ¿Con contratos temporales para poderlos despedir sin más?