2007/03/31

ENCUENTRO ANUAL

Este viernes se celebró el encuentro anual de antiguos compañeros de milicia e iniciación ferroviaria que, desde hace unos cuantos años, alguien tuvo la feliz idea de organizar.
Es una suerte no trabajar con ninguno de ellos codo con codo, que ninguno sea tu jefe directo, ni tú él jefe de ellos. Por la buena marcha de los encuentros, Dios no quiera que te veas en alguna de esas circunstancias. Así no tendrás ocasión de incomodarte tú o de que se incomoden ellos por una semana de vacaciones fuera del período vacacional; por unas dietas en circunstancias idénticas a las que se dio tratamiento diferente; por que solo te asignaran un móvil de última generación cuando a tu compañero de oficina le dieron ya una PDA; o por que cuando tu hijo mayor se rompió la pierna, tu jefe, compañero de promoción, solo te diera tres días, mientras que cuando se la rompió otro, le diera cuatro.
Es una suerte mantener amistades antiguas, no contaminadas por la rutina diaria, verse en un ambiente distendido, dando un paseo o tomando algo, cuando la mayor decisión es si vais a un sitio o a otro, cuando no hay ningún interés material de por medio.
Lo mismo te pasa con tus compañeros de la infancia, a los que ves de Pascua en Ramos. Así, podrás seguir considerando amigo a tu compañero de párvulos que es escritor de éxito en asturiano, lo que no te ocurriría si, por un casual fueras su editor; podrás mantener siempre un buen recuerdo del que se metió a guarda forestal si no te gusta la caza; te podrás dar un abrazo anual con el Médico que ejerce en Valencia, al que ves solo por las fiestas, que no es al que le pides la baja por ese dolor tan difuso que dices sentir en la rodilla izquierda cuando te enfadas con el jefe.
Si avanzas en el tiempo, mejor que uno de tus compañeros de pupitre sea inspector de Educación que de Transportes; mejor que el Policía Municipal esté en Taramundi que en Oviedo, tú que pasas de las zonas de carga y descarga.
Por la buena marcha del negocio, mejor que los amigos estén lejos del trabajo diario.

2007/03/30

PADRE ENTRENADOR PEGA A HIJA NADADORA

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/28/videos/1175074010.html

Lees en varios medios que un entrenador de natación, y a la vez padre, agredió a su hija en los campeonatos del mundo de natación del Melbourne porque ella no había superado determinada prueba. Ya no tienes falta de estar atento a ningún telediario porque cualquier periódico incluye el vídeo en su versión digital, de manera que, en solidaridad con el PP, boicoteas al grupo PRISA y pinchas EL MUNDO.

El vídeo te parece bochornoso. Por de pronto te repugna que un padre de treinta y ocho años pegue a su hija de dieciocho. Inmediatamente pensaste que, claro, la engendró cuando él tenía diecinueve y dices ¡normal!, pero automáticamente te corriges, buscas una explicación o una disculpa, por ejemplo que es gente deportista y deportiva, disciplinada y anulas aquella inicial prevención.

Escribiste “pegar”. Algunos periódicos hablan de golpear, otros de agredir. Con “golpear” piensas en golpes, incluso con intención de dañar y no te parece que el padre, aunque sea un pollino, quisiera eso. Solamente (y “solamente” ya es demasiado) quería pegar, en el mismo sentido y con la misma mala intención con la que los niños crueles pegan, con la única finalidad de demostrar quien es más fuerte y quien manda aquí. No se trata de herir y de lesionar, solo y nada menos que de vejar.

Con ser una actitud perversa, más asco te dio, que esas imágenes se difundieran por el mundo porque hubo un cámara y una cámara grabando allí y porque una televisión las distribuyó. No te imaginas qué interés puede haber en que se grabe esa escena en una sala de entrenadores cuando ni hay entrevista ni rueda de prensa, cuando ya no queda nadie, solamente esas dos personas, casualmente padre e hija, en una escena que tiene más de íntima que de pública.

Al referirte en términos especialmente negativos a las formas no quieres decir que el fondo esté bien porque el fondo está peor.

Una vez que fue noticia lo que nunca debió haber sido buscas por internet alguna explicación a lo ocurrido. No te aclaras muy bien porque las traducciones son lamentables. Haces bien en negarte a leer prensa ni literatura extranjera traducidas pero como no estás para versiones originales te tienes que aguantar. Las traducciones suelen ser pésimas y no consiguen ponerte en situación. Hablan de un tribunal formado por un juez. Imposible, porque un tribunal, como dice la palabra, será de tres por lo menos. No te vas a detener en las innumerables incorrecciones que encuentras, pero como no estabas allí y la noticia te interesa, te tienes que fiar del intermediario, de las noticias de agencia.

A lo mejor la realidad es mucho más sencilla. La nadadora tenía un novio. El padre entrenador pudo pensar que el chico absorbía el seso de la chica y ésta en vez de concentrarse en entrenar más, tenía la cabeza llena de grillos y de amores. El caso es que encontró un perfecto chivo expiatorio. Como no pudo dar cuenta de él, se lió con la más indefensa, con su hija.

En tu búsqueda de noticias y aclaraciones, ves que muchas ediciones digitales de periódicos incluyen el enlace del vídeo. Incluso le ponen música, como si fuera un espectáculo. Quieres creen que es la música de fondo que los medios ponen para cualquier noticia, igual para una subida de los tipos de interés, que para el enésimo intento de desintoxicación de Maradona, pero te parece que deberían cuidarse un poco más esos detalles, porque parece que disfrutan con el montaje.

De la grabación te impresiona especialmente la imagen de la chica sentada en la fila de la esquina de la última silla, llorando de rabia. Al momento el padre está ya arrepentido. La cámara busca las imágenes en el suelo, padre e hija agachados, semiocultos detrás de una fila de sillas, imagen especialmente desafortunada y triste.

Siguiendo la noticia lees que la hija perdona al padre y te recuerda los innumerables casos de violencia doméstica.

2007/03/28

CONTRADICCIONES

En general se está mejor dando la lengua y arreglando el mundo que tomando decisiones, aunque sean minucias.
Pongamos que cada equis tiempo te toca participar en una mesa de contratación que tiene que decidir a quién se adjudica un contrato de limpieza de tu dependencia, o a quién se va a otorgar la concesión de una parcelita de actividad.
Pongamos por caso que una empresa de las que participan son unos tramposos confesos, pero que son unos magos con los papeles, con las certificaciones, con los informes, con los proyectos, con los diagramas, con las presentaciones. Pongamos que sabes, o supones o te da la impresión de que lo que dominan a la perfección es la papelería, la hojarasca, el envoltorio, pero resulta que tienes que juzgar y valorar el paquete, que es una monada, con lacito y todo. No te extraña demasiado porque defiendes la existencia de uniformes. Te quedaste con la vieja copla militar de que el ejército que desfila bien combate bien, que como el pueblo no tiene oportunidad de ver guerrear a sus soldados, si los ve desfilar bien, limpios, ordenados, supone que serán mejores defensores de la patria. Y aplicas ese principio a los ejércitos y a las empresas, a los jueces y a los futbolistas. Y cuando te toca de examinador te das de bruces con las contradicciones, con las hipocresías (hipo, debajo; algo que se oculta).
Pongamos que una de las empresas a las que tienes que valorar está formada íntegra o mayoritariamente por minusválidos o, por seguir el lenguaje más políticamente correcto, por personas con una discapacidad.
Y te parece un motivo encomiable: dar trabajo a personas con una discapacidad porque estás convencido de que el trabajo es la mejor forma de integración en la sociedad.
En una de las últimas ocasiones en las que participaste en una mesa de contratación se adjudicó la limpieza de un sector a esta empresa de las personas con una discapacidad (qué tedioso el uso continuado de estos circunloquios), y a los dos meses de la subrogación, una mala tarde cuando le dices “hasta mañana” al limpiador te responde que “hasta cuando sea” y te da la mano: “me acaban de despedir” y te enseña la carta: por haberse excedido en el tiempo de la merienda y por disminución en el rendimiento en el trabajo, cuando no tienes noticias de queja alguna ni te percataste de tales excesos culinarios.
Juras en arameo, porque es entonces cuando te das cuenta de que esa empresa a la que tú diste el voto entonces, utiliza el truco de colocar a minusválidos para despedir a los válidos, así cualquiera, aprovechándose de las subvenciones públicas y de la buena fe de la gente, que apoya una causa noble y justa, que ellos utilizan con una desvergonzada trapacería.
Los sindicatos no se quedan de brazos cruzados y convocan una huelga, y esa simple amenaza es suficiente para que readmitan el trabajador válido en la empresa de minusválidos.
Pongamos que ahora nuevamente esa misma empresa se presenta a otro concurso y juras o prometes que, si te vuelve a tocar formar parte de la mesa de contratación, harás todo lo posible para que no se lo adjudiquen, pero llega la ocasión, examinas la documentación y, sobre el papel, son los mejores con diferencia. Llegados a este punto, defiendes que ganen ellos porque las bases son las bases.
No vas a insistir en la falta de formación jurídica de quienes redactan las reglas del juego. Seguramente, por tu deformación profesional barres para casa y antepones lo jurídico a lo económico olvidando la vieja teoría marxista de que el derecho es ideología y la ideología es superestructura, pura emanación de la infraestructura, la economía, las relaciones de producción y de poder. Solamente pides que si se encarga una casa a un albañil chapucero, no se busque luego a un arquitecto que la apuntale, o lo que es lo mismo, que no llamen después al letrado a levantar una ruina.
Pongamos que tienes pruebas de que un sindicato está muy interesado en que no se adjudique ese concurso a esa empresa tramposa. Meditas sobre tus propias contradicciones, y piensas si ese sindicato no habrá tenido las suyas por apoyar a trabajadores válidos sindicados, con trabajo, antes que a otros de otra empresa de minusválidos, que quizá no estén afiliados o que lo estén a otro sindicato o que simplemente no vean la necesidad de estarlo porque al fin y al cabo seguramente cobran ya una pensión de invalidez, aunque sea pequeña, que complementan con ese otro sueldo, también pequeño. Y piensas en esas palabras vacías que muchas veces oirás pronunciar sobre la necesidad de políticas de apoyo a personas con discapacidad.
Y ves lo difícil del día a día en tu centro de trabajo, donde hay un porcentaje no despreciable de trabajadores recolocados allí, desde la producción a la oficina, precisamente por alguna dolencia o limitación física. Y ves cómo entonces la grandilocuente solidaridad ya no es tal, es hora de las comparaciones (“cobra lo mismo que yo y no se le puede mandar nada”).
Es la vieja historia de la vida, carreteras sí, depuradoras sí, transformadores sí, aeropuertos sí, trabajadores con limitaciones sí, en algún sitio tienen que estar pero lejos.

2007/03/22

ATENCIÓN PERSONALIZADA



Recibes una gran noticia que te congracia con la Administración, casi con las administraciones todas.
Lees que una chica, bastante guapa por cierto, y con un excelente aspecto para estar ingresada, se había presentado a unas oposiciones para un puesto de Informática en la Universidad Politécnica de Madrid. Resulta que cuando le comunican la fecha del examen ve que coincide con su salida de cuentas. De momento da la prueba por perdida. Lo primero es lo primero. Luego lo piensa. Es la tercera vez que se examina. Presenta una instancia pidiendo una excepción, seguramente de esas instancias que se echan por echar, de esas que se idean tomando algo (sidra seguramente no) con su pareja o con sus padres o con sus amigos. “Voy a echar una instancia…”
Y héteme aquí que una delegación del Tribunal se planta en el Hospital y le hacen la prueba.
Intentas saber algo más pero prácticamente todos los medios publican lo mismo. Alguno señala que estaba previsto en alguna de las prolijas cláusulas de la parafernalia oposicionil. En otros medios lees que la chica agradece el exceso a los miembros del tribunal que se desplazaron. Te queda la duda de si ella tenía derecho o fue una gracia, o si lo hicieron precisamente para salir en los papeles. Y piensas en la cantidad de oposiciones que mucha gente habrá dejado pasar. Y sigues dando vueltas a si esa chica es hija de alguien o si hay algo de tras. Oyes que Zapatero alude a ella en un mítin en Zaragoza. Te parece muy fuerte, que se dice ahora, que esté detrás el señor presidente, o, bajando un escalón, la perversa Teresa de furibunda mirada o el maquiavélico Pepiño de afilada lengua. Te prometes a ti mismo que estarás atento al TOMATE por si dicen algo.
Total, que después de la ilusión inicial, esas dudas sobre si era una gracia o era una obligación te enfriaron el ánimo, pero hoy recibes una nueva inyección de moral. Sabes que, desde siempre, desde el Código de Hammurabi, pasando por las XII Tablas, las Partidas, el Ordenamiento de Alcalá y hasta el Fuero de Sahagún, los juicios toda la vida fueron por la mañana y si dieron las dos, no dieron las tres y las cuatro y desnudos os encontró la luna, sino que se suspende para el día siguiente.
Ahora ya no. Resulta que como nieva, el juicio que Otegi tenía en la Audiencia Nacional y que estaba previsto para las diez y media de la mañana, se pasa para las seis de la tarde, para dar tiempo al chico a llegar a Madrid después de que las quitanieves dejen la vía limpia. ¿Que el hombre tiene miedo a la nieve? Se le pone un avión a su disposición, se pospone el juicio para cuando pueda, y asunto concluido.
He ahí un juez, un secretario, unos funcionarios, unos fiscales que bien ganada tienen la prima de productividad y atención al ciudadano.
¿Que el fiscal retiró la acusación? ¿que para llegar ahí podían haberse ahorrado el coste del avión, las jornadas de los guardias, etc.?
Lo importante es la atención personalizada a la ciudadana Carmen Chía y al ciudadano Arnaldo Otegi, iguales (en esto) ante la ley.

EL CUENTO DE LLAMAQUIQUE



Érase una vez una estación de tren recién venida al mundo en una ciudad lluviosa del sur de Europa.

En aquel país acostumbran organizar vistosas ceremonias para celebrar los grandes o pequeños avances económicos o industriales. Así, suélense celebrar con gran pitanza y alegres sonidos de gaita la colocación de unos adoquines, la construcción de una escalera de incendios, la rehabilitación de una casa rural, el asfaltado de una caleya, la plantación de un árbol o la colocación del ramu en una vara de hierba.

Pasa un tiempo entre nacimiento y bautizo, y ocurre con las personas y con las cosas. Nace una estación y cuanto más se tarda en bautizar, pasa lo que pasa, qué nombre le pondremos, que por qué tienes que ser tú, que vaya nombrecito que le pusiste al que nació en Bilbao, y también al que nació en Málaga, que si este nombre es extranjero, que vaya nombre tan largo, que vaya nombre tan feo.

Con las estaciones sucede como con los embarazos, que un padre engendra la criatura y que a la hora del bautizo la madre cambió de pareja y tuvo un problema, ¿invitaré a los dos? ¿no invitaré a ninguno? El padre primero quería un nombre, el padre segundo quería otro. Resulta que el padre primero se enfadó porque antes de marchar de casa dejó un recuerdo, y cuando sus amigos preguntaron por él, lo habían mandado al desván.

Los vecinos del niño dijeron que eran los que más derecho tenían a elegir nombre, que se iban a codear todo el día por la calle con él. Total, que el padre segundo se enfadó con los vecinos y no fue a la fiesta.

El jefe de la aldea y sus amigos tampoco estuvieron porque ya habían dado palabra de ir a una misa que se celebra todos los años por un rey que hubo por allí hace más de mil años. Lo sintió de veras pero no era cosa de perder la tradición.

Los encargados de cuidar al neñu hasta que se haga mayor no fueron al bautizo porque pensaban que no era para los sirvientes. Una pena los pinchos que sobraron.

Sí anduvieron por el bautizo, y hablaron y todo, unos señores que mandan por el condado y que son muy amigos de los que pusieron las perras para el bautizo. Y hablaron y hablaron pero de cosas que no tenían nada que ver con el neñu que se estaba bautizando. Pues a esos señores que hablaron, uno de la capital, mientras bajaban las escaleras mecánicas, les contó que ni padre primero ni padre segundo, que el chiquillo era de inseminación artificial y que el padre era él.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

2007/03/17

CARTA A PALOP (La perseverancia)

http://www.youtube.com/watch?v=PExFRbs1jLw

Tienes mérito, Palop.
Siempre me llamaron la atención los porteros de fútbol, porque solo juega uno, y porque para jugar no tienen más remedio que esperar la expulsión, e incluso, pugnando en su conciencia, y repugnándose por pensarlo, la lesión de un compañero.
Por no tener, no os queda margen ni para la socorrida frase “tengo un hueco en el equipo”. Con un defensa, un centrocampista o un delantero, caben muchas combinaciones, pero portero solo hay uno.
Antes de ese gol que marcaste de cabeza, a la desesperada, en el último minuto, y que permitió a tu equipo, el Sevilla, pasar a la siguiente eliminatoria europea, no te reconocería si te encuentro por la calle, ni aunque coincidiéramos en un tren o en una mesa frente a frente.
A los amantes del fútbol, aun sin ser demasiado forofos, nos suena tu nombre. En realidad sé de ti bastante poca cosa. Sé que eres valenciano, que estuviste un montón de años de reserva en el Valencia, a la sombra de Cañizares, y que ahora eres titular en el Sevilla.
No conozco nada de tu vida, pero supongo lo duro que sería estar año tras año de reserva, ver que si el titular no jugaba por sanción o por lesión, tú saltarías al campo con la ilusión de arrebatarle el puesto, con la esperanza de no volver al banquillo.
Tuve que buscar en internet para saber algún dato más concreto de ti. Tuviste que pasar épocas muy malas. Te habrá apetecido mandarlo todo al carajo más de una vez. Me pongo en tu pellejo. Naciste en el año 73. En el año 95, con veintidós años, comenzaste a jugar en el filial del Valencia, en Segunda B. Lo mismo la temporada siguiente. Por esos años jugaba Zubizarreta en el equipo che. Veías crudo el puesto de titular. Por un lado te gustaría estar en Primera aunque fuera de reserva de Zubi, con la esperanza de tener una oportunidad como decís vosotros, que no suele venir por la baja forma de un portero ni por decisión técnica. Por otro lado deseabas jugar, aunque fuera en un equipo inferior, para no perder la forma, pera demostrar que podías hacerlo bien. Tomaste esta última opción, aunque tampoco sé si tuviste otra alternativa.
Zubizarreta ya tenía sus años, treinta y siete, y tú veinticinco en tu segunda temporada en el Valencia B. A Zubi no podían quedarle mucho años y te parecía que era el momento de, como decís vosotros, dar el salto al primer equipo.
Pero se retiró Zubi y en vez de rescatarte del Villarreal ficharon a Cañizares, portero también de la selección española. Habrás pensado otra vez en dejarlo todo, pero en el 99, después de meditarlo mucho volviste al Valencia porque tesón nunca te faltó. Sabías que era difícil. De hecho, en esa temporada jugaste quince partidos, por veintitrés de Cañizares. Las cinco temporadas siguientes te tocó nuevamente sentarte muchas horas en el duro banquillo, solamente jugaste veintiocho partidos y en ninguna temporada te tocó pisar la hierba más de once veces.
No obstante, te entrenaste siempre con la ilusión de servir al equipo si te necesitaba y la de demostrarte a ti mismo que no estabas acabado.
El caso es que cumpliste treinta años. Para tu edad eran muy pocos partidos en Primera División.
Como fe en ti mismo nunca te faltó, cambiaste de aires y fichaste por el Sevilla, en donde pudiste jugar toda la temporada completa del 2005, con muy buen rendimiento por cierto.
Tu día de gloria llegó este jueves. Tuviste que esperar pero el que la sigue la consigue. Tu equipo estaba a punto de quedar eliminado de la Copa de la UEFA pero con el tiempo ya cumplido sacabais un córner. Habías visto cantidad de veces por televisión que en esas ocasiones incluso los porteros van al ataque, más por coraje que por otra cosa, para que no se diga, aunque nunca con resultado práctico alguno. Solo habías visto a un portero meter goles de falta o de penalti. Horas más tarde, pasaron por televisión que sí, que algún otro portero metió goles, pero ninguno como el tuyo, un remate de cabeza espectacular, limpio, pegado al poste, imparable para el portero contrario.
En ese momento, como dicen que ocurre cuando se acerca la muerte, en unos segundos pasaría por tu cabeza la película de tu vida, y habrás pensado que después de tantos años de perseverancia, de tesón, de sinsabores, mereció la pena.
Y quién te iba a decir que tu subida a los altares no iba a ser por una parada grandiosa, sino porque habías metido un gol de cabeza y no en propia puerta, el gol de tu vida.

2007/03/15

TRATO

Recibiste un trato excelente, inmejorable y, sin embargo, estás triste por ello y no sabes por qué.
El caso es que necesitabas comprar un cartucho de tinta negra para la impresora de casa, concretamente del modelo HP21. La última vez costaba unos dieciocho euros. Vas a El Corte Inglés. No sabes cual puede ser su precio en otros establecimientos, pero te da no sé qué preguntar y eso que no estás obligado a comprar por preguntar. Como el precio tampoco es demasiado elevado, no vas a una tienda de reciclado, por contraposición a lo que hacías con la impresora anterior, pero es que los cartuchos de ésa costaban el doble.
En El Corte Inglés puedes mirar y tocar sin que te molesten, puedes devolver sin que te den un vale ni te pongan mayores inconvenientes. Vas unos minutos antes de las tres de la tarde. Hay pocos clientes y también pocos empleados a esas horas.
En la sección de informática los que hay están hablando entre ellos, tienen pinta de estar con asuntos del trabajo. Coges el cartucho y discretamente te acercas a la caja. No tienes demasiada prisa. Te mantienes como a un metro. No quieres interrumpir a la cajera, que está hablando por teléfono, seguramente con algún departamento interno, porque oyes que dicta unas referencias o unos números de serie. Quizá no te ve o hace como que no te ve, pero tú tampoco la incomodas. Te mantienes así, mirando con disimulo, un poco para ella, otro poco para las estanterías y para el techo. No pasarían ni diez segundos cuando se acerca un dependiente o vendedor o empleado que andaba por allí. Mientras la chica sigue con sus asuntos internos, el empleado se hace cargo de ti, entra en la zona de mostrador, teclea seguramente su número personal, te cobra el artículo y te da las gracias, exactamente “muchísimas gracias”.
Tendrías que estar muy contento de la atención prestada y, sin embargo, estás triste, y lo peor es que, en contra de lo que dijiste al principio, sabes muy bien por qué.

CRISTINA COTO

Como siempre, antes de ir a trabajar, enciendes el ordenador y echas una ojeada a la prensa electrónica asturiana. Esta mañana te entretuviste un poco y casi no te dio tiempo, pero pudiste leer en la portada de La Nueva España un titular que te impactó: La diputada del PP Cristina Coto denuncia por acoso sexual al dirigente popular Luis Madiedo
Te suena Luis Madiedo pero Cristina Coto sabes perfectamente quién es. Es una diputada autonómica rubia, alta, delgada y muy guapa que debe vivir cerca de tu casa porque la ves a menudo por la zona, normalmente acompañada de alguien que supones que es su madre. También la conoces porque con mucha frecuencia participa en un debate de una televisión regional. Igualmente porque coincides en una sidrería que frecuentas al mediodía en la misma calle del Partido Popular, en donde a veces se queda a comer. Vamos, que no te pasa desapercibida. Es del tipo musguina, tu tipo (ideal, claro).
Te parece que un hecho así tiene que ser noticia nacional.
Llegas a la oficina.
Aunque tendrás tiempo de leerla detenidamente después de comer, cuando la traiga tu mujer, te lanzas sobre LA NUEVA ESPAÑA de un compañero. Juras en arameo porque no te explicas que en la edición de internet salga en la portada y en la edición en papel, no. Te parece escandaloso, aunque sea de dominio público que LNE apoya al Partido Popular. Te escandalizas todavía más cuando compruebas que finalmente la noticia se publica después de tres páginas íntegras de anuncios de profesionales del cuerpo y del alma (entre ellos tu amigo Carlos) y ocupa un tercio de la cuarta página, estando el resto ocupado también por anuncios por palabras de dichos profesionales. Sacas la conclusión de que el director aplicó todas las técnicas que habrá aprendido sobre enmascaramiento de noticias. Necesariamente tiene que estar detrás la mano del director, en el que para más inri siempre creiste ver un cierto parecido con Ceaucescu. Tú y los parecidos.
Cuando vas a tomar el café lo comentas y en el periódico de la cafetería ves que sí figura en la portada. Caes en la cuenta de que tu compañero de oficina vive en la zona oriental y trae la edición de allí, mientras que en la cafetería está la de Oviedo. Compruebas los otros periódicos asturianos y ves que le dan la relevancia que el caso merece.
El juicio rápido está señalado para esa misma mañana, de manera que unos minutos antes de las dos, antes de marchar, entras en una página para comprobar si ya salió la sentencia. Salió. El acosador acusado reconoció los hechos con matices. Como es lógico, la prensa digital nacional ya se hace eco del caso.
Camino de casa, pasas por la calle del PP y ves alguna cámara de televisión grabando el exterior de la sede. Miras para las oficinas y se ve un inhabitual movimiento para esa hora: son las tres menos cuarto.
Por la noche ves la noticia en los titulares del Telediario y hasta en el teletexto.
Te alegras de que Mariano Rajoy haya tomado cartas en el asunto y haya decidido la expulsión del dirigente. Ves las imágenes en la tele y el tal Madiedo te parece un tío repelente y, además, gilipollas.
La oposición actuaría miserablemente si hiciera uso esa desgracia, porque ellos tampoco están libres.
Lees en LA VOZ DE ASTURIAS que hay un cierto paralelismo con el caso Nevenka, la concejala de Ponferrada acosada por el alcalde, también del PP en este caso. Lees que “el tribunal impuso una multa e indemnización pero la sentencia le absolvió”. Sabes que es falso porque la leíste. No te explicas esa falta de rigor. Una cosa es que el alcalde no haya terminado en la cárcel y otra que haya quedado absuelto. http://www.elmundo.es/2003/11/18/espana/1520703_impresora.html
http://www.elpais.com/articulo/espana/Constitucional/deniega/recurso/ex/alcalde/Ponferrada/condenado/acoso/sexual/elpporesp/20050127elpepunac_3/Tes
Nevenka también era muy guapa, un cromín, musguina también. Te pareció haberla visto un día en un bar de carretera de la provincia de Zamora hace ya unos años cuando venías de vacaciones de algún lugar del Mediterráneo. Tú llegabas y ella marchaba.
Piensas en el calvario que tuvo que vivir Cristina, tan guapa, acosada por ese tío, que todavía dice ahora que no va a dimitir y que tendrían que dimitir otros, pese a que se sabe que ya antes acosó a una trabajadora del partido.
Abjuras de LA NUEVA ESPAÑA pero mañana será el periódico que pinches en primer lugar, y el periódico que compres el fin de semana.
Te viene a la mente la frase de Catulo “Odi et amo”, poeta latino cuyas obras tuviste que estudiar en COU, seguidor de la griega Safo de Mitilene, ambos homosexuales, lo que no impidió que tu inolvidable profesor de Clásicas los incluyera entre las obras seleccionadas. Y eso que era un Seminario.
Pues lo dicho, en el mismo periódico tergiversador conviven los brillantes sueltos de Pedro de Silva con otras patrañas: odi et amo, odio y amo.

2007/03/12

CONFESONARIO Y CONFESIONARIO

Mandas a un grupo de amigos y compañeros que son curas un vídeo-chiste de esos de la ETB en el que un penitente se confiesa en ese “recinto aislado de las iglesias en cuyo interior se coloca el sacerdote para oír las confesiones” y el asunto lo titulas CONFESIONARIO.
Unos días después coincides (cosa rara, tomando una sidra) con uno de los destinatarios y te saca a colación el asunto pero forzándote a que recuerdes lo que le mandaste el otro día y tú dices “¿Cuál, el del confesIonario?”, y te dice “¿cómo?” y tú insistes: “¿el del confesIonario?”.
Caíste en la trampa. Inmediatamente te das cuenta de que no es “confesIonario” sino “confesonario”, de hecho si no lo piensas dices confesIonario, pero si lo piensas, confesonario. Te advierte de la extrañeza de que tú, que tan aficionado eres a estas cosas del lenguaje, hayas tenido ese lapsus calami (o teclae). Tú mismo te lo recriminas, tan aficionado como eres a detectar y hasta a airear errores o erratas lingüísticas en la prensa o en publicaciones de tu empresa o en los carteles de las rebajas.
Lo reconoces, pero intentas justificarlo, y buscas qué derivados tienen otras palabras que terminen en –esión, por ejemplo entre culín y culín encuentras que de cesión deriva cesionario, o de concesión concesionario, pero en realidad esto es solo un ejemplo, porque a su vez concesión deriva de cesión.
Alguien que nos acompaña en la sidra y en la conversación y que está al tanto del debate, dotado de un teléfono móvil con tecnología wi-fi, intenta sacarnos de dudas pero la conexión no está disponible en ese momento, de manera que hay que estrujarse el seso sin ayudas tecnológicas.
Con el siguiente culín ya llegasteis hasta el confiteor e incluso hasta un hipotético con-femí griego. Menos mal que llegó la hora de marchar porque por ese camino habrías llegado hasta la última glaciación, cuando el lenguaje se inventó como complemento de la expresión corporal.
Más tarde, ya en casa, ojeas el diccionario de papel y te encuentras con que existen las dos palabras, que la principal es “confesonario” porque es donde incluye la definición, mientras que en “confesIonario” remite a “confesonario”. Menos mal, es un alivio, no metiste la pata del todo.
Revisas el correo objeto de todo este hilo y resulta que el fichero anexo ya llevaba la I y tú miméticamente lo incluiste, pero no te consuela. Si estabas seguro, deberías haber renombrado y corregido el fichero adjunto, como haces en otras ocasiones.
Dedicas unos minutos a buscar por internet, no das con ninguna página que te permita búsquedas de palabras por su terminación. Alguna vez sí se pudo desde la web de la Real Academia. Lo dicho, después de navegar un poco sólo encuentras “presión” y sus derivados (supresión, expresión, compresión, represión, etc.) y progresión/regresión.
Encuentras muchísimas en –sión pero no en –esión. Incluso de entre aquellas ninguna deriva en –sonario sino en -sionario.
Haces una búsqueda en google de confesonario y confesionario y te encuentras con una sorpresa que algo te reconforta. Resulta que confesIonario registra 409.000 apariciones y confesonario 21.000, pero es que si en vez de buscar en la web pinchas en el apartado NOTICIAS, que registra apariciones en la prensa en los últimos meses, con la I ves 224 y sin la I ninguna.
Ahora mismo, mientras escribes esto el autocorrector de Word te canta como erróneo CONFESONARIO y como correcto CONFESIONARIO.
Lo comentas en casa, repites a tu mujer y a tu hija (de educación religiosa, como la alta dama de Cecilia) la pregunta capciosa “¿Cómo se llama ese mueble de madera en donde los curas confiesan a la gente?”. Respuesta unánime: confesIonario, y juran y perjuran que nunca oyeron hablar del confesonario.
Al final vas encontrando explicaciones. Das con un diccionario panhispánico de dudas y lees que CONFESIONARIO es la forma más frecuente en el uso actual, pero es igualmente válida la variante CONFESONARIO.
Sales de dudas con el último intento, una visita a la página del Centro Virtual Cervantes, una página buenísima, donde los internautas plantean cuestiones, y tienes la esperanza de que alguna vez se haya suscitado el asunto. Así es, lo encuentras, http://cvc.cervantes.es/foros/resultados.asp y ahí tienes la explicación: en EL GRAN HERMANO había un muy famoso CONFESIONARIO, y ese basura llenó de mierda el lenguaje y las mentes, incluso tu lenguaje y tu mente, y eso que dices que solo lo veías haciendo zapping, y sientes utilizar este anglicismo, pero está consolidado por el uso, como el confesionario.
Encuentras otra explicación: la gente ya no se confiesa y quedaron arrinconados el artilugio y la palabra, el significante y el significado.
Respiras un poco más tranquilo, pero te repites que si lo hubieras pensado, habrías quitado la I, la I de idiota.

2007/03/11

LOS HÉROES (Manuel Vicent)

En una manifestación multitudinaria de la derecha, compuesta en su mayoría por gente de ideas conservadoras muy legítimas, bastará con que en ella se introduzca un grupo franquista con la bandera preconstitucional, con gritos e insultos incendiarios llamando a la acción directa para que todo el acto huela a fascismo, que es el ajo de este guiso popular. Sucede lo mismo en una concentración de izquierdas si en ella participan algunos radicales alucinados, que sueñan todavía con asaltar el palacio de Invierno, aunque sea armados con el cubierto del pescado. La convivencia de personas, ideas y pasiones se establece siempre por el nivel más rudimentario. Es más fácil dar mazazos a un bombo que tocar el piano, sobre todo si se intenta interpretar a Chopín con guantes de boxeo. Si un esteta se enamorara de una hortera acabaría veraneando en Marina D?Or y si ella fuera una señora exquisita y se juntara con un oyente amamantado a diario por el odio que siembra la radio episcopal, sin duda, echaría espumarajos por la boca con solo nombrarle al anticristo Zapatero; si a una pancarta llevada por Adenauer, De Gaulle y Churchill se incorporara Idi Amin, el rasero lo impondría este carnicero de Uganda y si en una mesa redonda de escritores participaran Samuel Beckett, Arthur Miller y Albert Camus, y de pronto, un gacetillero de salsa rosa se hiciera cargo de una de las ponencias, éste marcaría finalmente el prestigio de la reunión y no sería extraño que los cuatro terminaran hablando del adulterio de la mujer de un torero. En todo guiso donde se pone ajo, siempre manda el ajo. A algunos les gusta la comida muy recia, pero en política el fascismo es una ideología que lo impregna todo, como el ajo, cuyo sabor se apodera del plato hasta convertirlo en un alimento sólo apto para estómagos de antiguos arrieros, o en este caso, para fanáticos de extrema derecha. Han sido las minorías de la izquierda democrática y de la derecha civilizada las que han sacado a este país de sus grandes atascos. El sentido común en España ha constituido siempre una empresa heroica y más ahora que el pensamiento testicular se ha apoderado de la vida pública. Muchos militantes del Partido Popular comienzan a sentirse avergonzados de los energúmenos de la propia casa; las gentes de izquierda son diariamente vilipendiadas desde la caverna, pero a ciudadanos de esta clase se deben los momentos estelares de nuestra historia. De uno y otro lado, los moderados son los verdaderos héroes de España.

2007/03/10

LA VIEJA ESTACIÓN DEL VASCO DE MIERES

Tienes un sentimiento agridulce al ver algunas estaciones en desuso tan bien conservadas. Por una parte te da pena el recuerdo de cuando cumplían la función que les dio sentido. En muchas ocasiones por desgracia (mejor dicho, por desidia, por falta de impulso político) su estado es lamentable.
Un buen día recalas en Mieres y mientras tu madre va hasta el economato de HUNOSA (todos los economatos de las empresas públicas son igual de tristes, no se diferencian mucho de los colmados que viste en Cuba) tú das una vuelta por allí y acabas en la antigua estación del Vasco, que no sabes a qué se dedica en la actualidad, pero tiene pinta de haber sido reaprovechada para actividades culturales o sociales.
Te parece que se hizo una extraordinaria restauración y el entorno está perfecto, pero la pena es que por donde antes iban los carriles ahora trazaron unas líneas paralelas de adoquines negros que imitan muy bien una vía ferroviaria, solo que ya no son ese ejemplo de líneas infinitas que no se juntan nunca, porque los viejos y oxidados carriles estarán llorando su muerte en alguna chatarrería.
Te da pena que el tren de madera que hay allí ya no sea el de Víctor Manuel (ese tren tan viejo que no puede andar donde viajan un cura gordo y un guardia civil) sino que sea de juguete y que nunca haya tenido la estación tan buen aspecto como después de cerrada.
Pese a que te gustan las estaciones en buen estado, guardas una cierta prevención cuando alguien habla de reparaciones porque siempre tienes in mente un dicho de los viejos ferroviarios suspicaces: que cuando una estación se arregla es que se va a cerrar. Tienes que olvidar ese recelo.
También tienes que olvidar otra frase de relleno. A veces oyes que hay que distinguir lo urgente de lo importante, claro que nadie se lo cree, no te lo vas a creer tú. Importante es conservar al patrimonio histórico, pero no hay dinero para ello, porque lo urgente es ir tirando, no dijiste “tirando el patrimonio”, pero ahora que lo piensas…
A raíz del atentado de hace unas semanas de la kale borroka sobre la estación de Baracaldo la mente te jugó una mala pasada, pero no te pudiste contener y pensaste que alguien habría deseado que la estación se hubiera venido abajo, porque así se colocarían unas funcionales marquesinas y al carajo el ladrillo, tan costoso de mantener.

EL FAMILIAR DE LA VÍCTIMA DEL TERRORISMO

Haces memoria y te parece que no conoces a ninguna víctima del terrorismo. Sí crees conocer, pero no estás seguro, a una chica de tu edad (luego no tan chica) de Pola de Lena, de Villallana exactamente, que murió en el 11-M. Cuando viste su foto en los periódicos te sonaba su cara, no sabes si de La Pola, si de la iglesia o incluso de haber salido alguna vez en pandilla, desde luego sería una vez, porque las caras no se te borran tan fácilmente.
Ella vivía en Madrid. Te enteraste más tarde dónde vivían sus padres, muy cerca de la vía. El tren pasa a veinte metros de su casa y quedará para siempre como la casa de la chica que murió en los atentados de Madrid. Cuando vas en el tren con alguien miras necesariamente hacia ese lugar y dices al que vaya contigo: “Esa es la casa de la que murió en el 11-M”. O te lo dice él a ti.
Peor será para sus padres, que cada vez que vean pasar un tren de Cercanías, igualito que los que explotaron en Madrid se acordarán de su hija.
Tampoco conoces a ningún familiar de ninguna víctima, hasta hoy, cuando en la portada de La Nueva España ves una foto con el pié “Las víctimas asturianas del terrorismo reclaman apoyo”. Y ahí están sosteniendo y levantando las fotos de sus familiares muertos. Dice el periódico que se concentraron silenciosamente ante la Junta General del Principado, el Parlamento Regional, y siguieron en silencio desde la tribuna el debate en el que el PP instaba al Gobierno Regional a aprobar una ley de medidas a favor de las víctimas asturianas del terrorismo.
No te parece que el Parlamento regional sea el lugar adecuado donde se tengan que debatir esos asuntos, pero de cosas más peregrinas se habla allí. Lo que ya no sería lógico es que, estando como están contra el sistema autonómico, si se aprobara tal ley luego protestaran diciendo que hay desigualdad de trato hacia las víctimas en función de las autonomías. De todos modos no era de ese non nato ejercicio de cinismo de lo que querías escribir.
Querías solo dejar constancia de que al ver la foto te das cuenta de que conoces a uno, que vive en el número 25 de tu calle (donde vivió Letizia) y tú vives en el 27. Lo ves a todas horas, no sabes dónde trabaja o si trabaja. Muchas veces está sentado en los bancos delante de su portal con unos grandes cascos puestos mientras su enorme perro permanece tumbado en el suelo. Otras veces lo encuentras dando sus típicas largas zancadas, siempre cerca de tu casa. En ocasiones está viendo un partido en una cafetería próxima que te pilla de camino cuando también te dispones a hacer lo propio, solo que tú te diriges a una sidrería a cien metros de allí. Como muchas veces vas pegado de tiempo y ya empezó el partido miras para la tele de la cafetería a ver si metieron algún gol o simplemente qué ambiente hay.
Este hombre ya te parecía un poco raro, lo veías solo o con el perro, también a veces con los amos de otros perros. Quizá ahora te expliques un poco su rareza. No te vas a quedar con la duda. A la primera oportunidad le preguntas directamente a quien le mataron.
Ahora ya tienen cara las víctimas del terrorismo y de ninguna manera estás haciendo un juego de palabras.

2007/03/08

LA SENTENCIA DE MORALA



(Hechos: con motivo del conflicto de la naval, se originan unos destrozos en la regulación semafórica de Gijón y son juzgados dos líderes muy destacados de la Corriente Sindical de Izquierdas, Morala y Carnero).

Internet te brinda la oportunidad de tener más información y de juzgar por ti mismo, y nunca mejor dicho lo de juzgar. Estás deseoso de conocer el texto íntegro de la sentencia sobre el caso Morala para poder opinar de primera mano. Desconfías de las noticias jurídicas de los periódicos. Estás harto de que se confunda acusación privada con acusación particular, denuncia con demanda y con querella, delito con falta administrativa o con simple incumplimiento civil. Haces una excepción si lo lees en El País y la noticia la firma Bonifacio de la Cuadra. Son muchos años de contrastar información y ves que si del dicho al hecho hay un trecho, de lo escrito a la realidad el trecho se agiganta, pero de Bonifacio de la Cuadra te fías. Este caso solo tuvo reflejo en la prensa regional y si EL PAÍS informó algo, la noticia la firmaría el corresponsal en la región y no el periodista-jurista, lógico por otra parte.
Tiendes a pensar que el caso Morala es un caso singular, pero casos como ese habrá habido miles y seguirá habiendo. Por la prensa leíste que hubo unas manifestaciones por los problemas de la naval en Gijón y que hubo detenciones. Son asuntos en los que tienes una deformación profesional tal que si no lees copias de documentos originales desconfías, porque estás hasta las narices de leer de oídas.
En realidad es un caso más, pero lo que tiene de original es que pasó en tu región y que la prensa informa de ello de vez en cuando. Sin duda habrá ocurrido lo mismo en el País Vasco y en Vigo y en Cádiz y en muchos conflictos laborales. Pero también muere mucha gente en muchas partes del mundo y a ti te molesta más una gotera o que no funcione la calefacción del coche. Por lo mismo te fijas en lo que te resulta más cercano.
Tienes un motivo especial para preocuparte por los incidentes de la naval. No puedes olvidarte de que te putearon bastante en el trabajo cuando trabajabas en Veriña en los años ochenta, cuando quemaban neumáticos a la salida de Gijón con lo que se cortaba el suministro eléctrico a los trenes, y tú que tenías pensado tener una mañana tranquila, leyendo el periódico o quizá un libro, resulta que tenías que estar atento a los autocares que te llegaban en sustitución de los trenes, a las protestas de los viajeros, etc., de manera que estabas predispuesto contra los de la naval. Te preguntabas que por qué no cortaban la autopista. Como si te hubieran oído, en las protestas de los años noventa pasaron a cortar ya la autopista. Claro que eso podía ser un mal síntoma, el síntoma del retroceso del ferrocarril. No iban a quemar neumáticos en una caleya por donde no pasara nadie. Si lo miras bien, mala cosa para el ferrocarril que ya no sea objeto de cortes de vía, de quemas de neumáticos.
El caso es que a primeros de marzo de 2005 se recrudeció el conflicto de la naval. La Confederación Sindical de Izquierdas, CSI, es un sindicato radical, que actúa muchas veces fuera de la ley, originando destrozos. Te duele que lo hagan así con los bienes de tu empresa. Tienes una impotencia grande, en parte porque no ves la oportunidad de devolverles la misma moneda. ¿Si hubiera un conflicto ferroviario, irías a un astillero a armar follón, aunque sea solo a hacerle unas pintadas un día antes de su botadura, solo eso? No, de manera que te sientes inferior porque reconoces la efectividad de la violencia y tú no estás por la labor.
Por suerte en http://www.elcomentario.tv/ encuentras la sentencia completa sobre el caso Morala. También en dicha página, pilotada por Juan Vega, un periodista que te cae fatal por chulo y prepotente, pero que tiene una buena página y una cosa no quita la otra. También tuviste que leer declaraciones simplemente falsas de la alcaldesa de Gijón, cuando intentaba irse de rositas y decir que los destrozos ya eran cosa del juzgado, que en el Ayuntamiento no tienen arte ni parte, cuando sabes por tus escasos conocimientos jurídicos que si la parte perjudicada no aporta una factura de daños el caso se archiva, porque ningún perito va a realizar un peritaje de oficio para demostrar que el daño es superior a cuatrocientos euros, frontera entre el delito y la falta. En la propia sentencia se reproduce literalmente que comparece un funcionario de la Policía Municipal en representación del Ayuntamiento de Gijón para hacer entrega de un informe del Ingeniero Jefe de la Sección de Tráfico y valora los daños en 5.624,83 euros.
En la misma página web se incluye el vídeo que la Policía aportó al juicio y que fue definitivo para la condena. Tienes oportunidad de ver y de juzgar lo mismo que el juez consideró para condenar y te parece suficiente.
Supones que el juez Lino Rubio sabía que la sentencia iba a ser muy estudiada y aquilató mucho los términos. Te parece que una condena de tres años bien merece una sentencia de catorce páginas. No tienes elementos de juicio pero no te parece que todas las sentencias sean tan amplias, pero en este caso, la fundamentación es completa. Comienza justificando que un cajetín de señales es un elemento afecto al servicio público, luego reproduce con todo lujo de detalles las manifestaciones de los policías que grabaron la secuencia, sus declaraciones y cómo llegaron a la conclusión de que realmente Morala y Carnero eran los autores de los destrozos.
Lees íntegramente la sentencia y estás de acuerdo con ella.
Unos días después lees que en otro caso distinto pero enmarcado también en el conflicto de la industria naval, por unos destrozos en unos coches, la jueza Rosario Hevia absuelve a los mismos sindicalistas de la acusación que pesaba sobre ellos. No te extraña. Lo impensable resultaría que la jueza justiciera Rosario Hevia condenara a alguien de los que ella considera desfavorecidos de la sociedad. Sin duda es una fiel representante de la corriente alternativa del derecho, que considera que su función en la vida no es aplicar la ley sino deshacer las injusticias. No querrías que te tocara nunca como jueza, ni como acusador ni como acusado porque a través de sus artículos de prensa ves que es una persona visceral, prejuzgadora y con patente de corso.
Al fin y al cabo tú también tienes unas ideas preconcebidas contra los de la naval y Rosario Hevia tiene otras, lo que ocurre es que tú no eres nadie y Hevia es jueza y decide sobre haciendas y libertades. A lo mejor, y salvando las distancias, hay un paralelismo con lo que una vez le dijo un pirata a Alejandro Magno cuando, llevado ante él, éste le preguntó con qué derecho infectaba los mares y el pirata le respondió que con el mismo derecho que él los infectaba, solo que como el pirata iba con un triste y solo barco, lo llamaban pirata y Alejandro como iba con una flota era llamado emperador.
Seguramente todo es relativo.

2007/03/07

FORMACIÓN

FORMACIÓN
Ya habías padecido la asistencia a numerosas jornadas, cursos, seminarios, cursillos, ponencias o presentaciones. Pese a ser un asiduo no acabas de encontrar la diferencia entre uno y otro porque en todos tienes que firmar unos papeles similares y todas las palabras te parecen igual de válidas para definir el mismo vacío. Pues bien, te comunican que un día determinado se imparte un Seminario de Seguridad. De cualquier forma, tendrás ocasión de comprobarlo porque tu asistencia es inexcusable. Puedes sentirte importante. Tu presencia es un asunto estratégico. Ya que quienes tendrían que aplicar esos conocimientos y esas técnicas no pueden ir porque están precisamente trabajando a turnos, vais tú y todo el follón de gente de la oficina, más de quince, vosotros que maldita si lo necesitáis. No te extraña, viene siendo así desde tiempo inmemorial, pero te rebelas (mentalmente) contra esa pamplina, contra ese papelón. Lo malo es que si te pusieran al frente del departamento de formación, harías exactamente lo mismo, porque serías el engranaje de una cadena absurda.
Trabajas en una empresa pública de autobuses, un suponer, que desde siempre tiene la concesión del transporte provincial en las grandes capitales españolas. En una empresa de transporte la seguridad es importante, claro, pero también en una empresa de construcción de calderas y en una siderurgia y en un taller de reparación de vehículos y en una fábrica de zapatos, pero los ponentes dicen y se acabarán creyendo que la seguridad en la empresa de autobuses es lo más importante.
Algunos de los ponentes son altos mandos de la empresa y con poder emergente. No lo sabías pero sacas esa conclusión en cuanto compruebas que no desconectan el móvil, y a falta de otro entretenimiento vas poniendo palotes en las llamadas que reciben, una, dos…hasta seis. Más tarde compruebas que deben tener algo urgente o importante entre manos porque no sueltan el móvil, aunque lo tapan con disimulo, con el mismo recato con el que algunos se mondan los dientes contorsionando la cara, tapando a dos manos medio carrillo y bizqueando de los ojos. Oyes hablar de interoperatividad, cuando crees que es interoperabilidad, pero no vas a levantar la mano, no es lo más grave que ves ni oyes. También lees en una transparencia que hay que preveer no sé qué. He aquí un nuevo Jesús Gil, que inventó la palabra ostentóreo de la combinación de estentóreo y ostentoso. Pues igualito preveer, aborto híbrido de prever y proveer. En alguna otra ocasión hiciste correcciones por el estilo o de estilo que no sentaron nada bien. Te hablan mucho de una norma nueva del código de la circulación que aprobaron a raíz de un accidente de autobús, del que todavía hablan los periódicos, y dan por supuesto que todo el mundo la conoce, que la conoce el responsable de informática, que la conoce el encargado de tener rotuladas y limpias las estaciones de autobuses, que está al tanto el jefe de los cobradores, que la conocen todos, pero no explican a los presentes en qué consiste la tal norma cuyo seguimiento es objetivo estratégico de todas las demarcaciones, delegaciones, direcciones y gerencias, tan estratégico que hasta se contrató una consultora externa para que implementara ¡oh, implementara! una aplicación ad hoc.
Vuelves a oír que hay que poner en valor no sé qué activos, que se enriquece no sé qué, que no sé quien reporta a no sé que otro, y otra vez, misión, visión, valores, cultura, proactivo y reactivo, palabras metidas a calzador, que valen igual para un seminario de informática, que para una ponencia de análisis de costes, que para un curso de redacción. Por fin se analiza la diferencia entre urgente e importante. Ahora caes en la idea de que tu asistencia y la de la mayor parte de tus compañeros es importante aunque no sea nada urgente. Al principio lo intuías pero ahora es el corolario de la cuestión. Te extraña que, dado que de seguridad se habla, no asista algún conductor o algún cobrador de autobús o alguno de los que reciben las llamadas en el centro de control de emergencias, pero se conoce que eso no es importante, aunque sea lo más urgente.
Uno de los ponentes realiza una exposición magnífica sobre la seguridad en los túneles. Una lástima: tú y tus compañeros esperáis en vano un detalle mayor sobre los túneles de la carretera, pero resulta que el ponente sabía mucho de los túneles ferroviarios, pero poco de los túneles de carretera. En fin, seguramente vestía mucho contratar a un ponente de una empresa puntera del sector.
Otro de los ponentes repasa en media hora el mismo organigrama que ya tuviste oportunidad de estudiar en la intranet de tu empresa de autobuses. En cuanto termina, ves que sale disparado para el aeropuerto. Terminó la función.

2007/03/05

CATALANES Y CANARIOS, AL REDIL FERROVIARIO

CATALANES Y CANARIOS, AL REDIL FERROVIARIO

No está todo perdido para la causa hispana. El Estado no se desintegra todavía de esta.
Sigues con tu afición a la lectura de los Diarios de Sesiones del Congreso, del Senado e incluso de los entretenidos diarios autonómicos y hasta municipales, y a veces encuentras alguna perla. No los lees todos, claro está, pero sí buceas en todos y te lanzas a la búsqueda de ferro* y te encuentras el mismo dos de marzo en el Diario del Senado con que el Grupo Parlamentario Popular, el Grupo Parlamentario Catalán de Convergencia i Unió, el Grupo de Senadores de Coalición Canaria y el Grupo Parlamentario Mixto aprueban una moción para la mejora del servicio ferroviario ¡de Ávila!, sí, de Ávila. Los catalanes y los canarios a la defensa de Ávila, que no le bastan sus murallas para ese menester y precisan de fuerzas aliadas, o mejor, amigas, que siendo de la misma nación, no pueden ser aliadas, sino sangre de su sangre.
Lees en dicha moción que “desgraciadamente el ferrocarril no está en la provincia de Ávila en su mejor momento. Es necesario seguir invirtiendo en el mantenimiento de las líneas, es indispensable la eliminación de barreras arquitectónicas, y es fundamental la mejora de los trazados y la incorporación de las nuevas tecnológías”.
Pasmado, sigues leyendo que “a este respecto el conjunto de la sociedad castellano-leonesa reclama que el ferrocarril en Castilla-León y en particular en la provincia de Ávila sea una prioridad”.
Ante tanto patriotismo esperas encontrar en el siguiente párrafo una alusión a Castilla la Vieja, pero no, no dan ese paso.
Te disgustas mucho cuando ves lo malo, malísimo, que es el Ministerio de Fomento, porque “actualmente (te detienes en el “actualmente”, antes eran maravillosos y se tiraba la casa por la ventana) el Ministerio de Fomento está adoptando una serie de medidas que impiden que el ferrocarril en Ávila sea considerado prioritario”.
Te sigues disgustando cuando lees que ”un buen ejemplo de ello es la política que está practicando el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) en cuanto a la clausura de estaciones y eliminación de su personal en diversas localidades de la provincia de Ávila” . Al punto asegura que “todo esto está generando una gran inseguridad para los usuarios por la falta de información y el estado de abandono de las estaciones, así como las esperas a la intemperie que se agravan en invierno al tener que esperar la llegada del tren en los andenes. Todo esto está provocando que los ciudadanos evitan utilizar este medio de transporte”.
Te enterneces cuando lees que “es evidente que se debe priorizar las necesidades que demanda la sociedad a criterios puramente económicos. Por esta razón, debemos reclamar para estas poblaciones el mantenimiento de los edificios y del personal de las estaciones del ferrocarril”. Vuelves a cotejar este párrafo con el original porque no encuentras claros sujeto, verbo y predicado, pero ves que copiaste bien. Crees entender que sus señorías propugnan que los criterios económicos, economicistas dirían mejor, no son la prioridad primera, si no fuera ya una redundancia.
Y, por último, casi lloras de solidaridad, quieres decir, de la solidaridad de canarios y catalanes, cuando con decisión instan al Gobierno a “asegurar de forma inmediata el servicio de atención personal y de seguridad a los viajeros en las estaciones de la provincia de Ávila y en especial en las estaciones de ferrocarril de las localidades de Las Navas del Marqués, Navalperal de Pinares y Herradón-La Cañada”. Qué nombres tan extraordinarios tienen estas estaciones castellanos, con historias de señores, castillos, marqueses, cañadas, trashumancia, más navas y más árboles de antes de las recalificaciones/deforestaciones abulenses. Eso es lo que vienen a defender catalanes y canarios, cabalgando/navegando desde los extremos de las Españas a la defensa del centro, de las esencias.
En la misma página lees que los mismos grupos instan al Gobierno de la Nación a que “en la próxima revisión de horarios se adapten los horarios de primera hora de los trenes que se dirigen desde Ávila a Valladolid y a Salamanca a las necesidades de los usuarios abuleneses, estableciendo como primera salida de los trenes dirección a Valladolid a las 7.00 horas e incrementando la frecuencia de los trenes que se dirigen a Salamanca”. Esto te reconcilia con los políticos todos, por una vez preocupados por los problemas concretos de los ciudadanos. Ya no se piden mejoras genéricas, es hora de peticiones concretas. Enternecedor. Canarios, catalanes y mixtos (¿quiénes serán estos?), amén de los populares (cosas lógicas de la oposición) preocupados por los abulenses. ¿Que cuando estuvieron en el gobierno ya reestructuraban (cerraban) estaciones, racionalizaban (disminuían) personal, optimizaban (menguaban) recursos, copiando lo que anteriormente hicieran los gobiernos de Felipe, que es lo mismo que se hace en los trenes que gestionaba la Generalitat cuando gobernaba CiU? No importa, es la política, señores, o, por mejor decir, el politiqueo.
¿Qué esa moción que ahora lanza la oposición es igual a la que lanzaba la oposición anterior y que la respuesta va a ser la misma que diera el gobierno anterior o cualquier gobierno? Es sabido, pero todo vale para quedar bien con algún colectivo, decir que se insta, y, si, por una remota casualidad, el gobierno adoptara la moción, acusarlo de despilfarrar recursos en estaciones y trenes que nadie utiliza.

2007/03/01

LA VOZ DEL ARTICULISTA

¿Cómo leer un artículo de Felipe González, de Aznar, de Saramago, de Carrillo, de Valdano sin imaginarte los giros, los gestos, las toses, las muecas? Si, además, fueron recreados en un muñeco en el guiñol, imposible ya imaginarlos en la realidad sino como hablan en ese mundo imaginario. ¿Cómo podemos acordarnos de Narcís Serra sin que venga a la boca “les he de dicho”?.
Hay un crítico de televisión y a veces de deportes en La Nueva España, Antonio Rico, muy brillante, del que nunca ponen foto ni jamás lo oí ni en radio ni en televisión. Hoy presentaba un libro. Primera sorpresa, aunque ya lo anticipó el periódico al anunciar el evento. Antonio Rico es un heterónimo de tres personas: dos filósofos y un sociólogo. Esto explica que toquen tan vastos temas y con tal maestría y que siempre pongan en relación el caso televisivo o futbolero con alguna leyenda mitológica, alguna teoría filosófica, algún pasaje literario. Estuve en la presentación, indescriptible, surrealista, original. Finalmente podré poner cara y voz a los artículos que lea de Antonio Rico, aunque me quedará la duda de qué cara y qué voz poner.

MI VIDA Y LOS VALORES

(Dedicado a Pepe o de cómo los valores y las preocupaciones son tan cambiantes)

De acuerdo con lo prometido y autoprometido, tengo que escribir algo sobre los valores. La lectura que Toño nos propuso esta semana (que a estos efectos comienza el viernes) da mucho juego. El sociólogo Javier Elzo plantea unas cuestiones muy sugestivas y tiene la valentía de bajar a la arena y concretar.
Cuando leí el artículo de Elzo y la propuesta general de Toño se me amontonaron las ideas y no supe por dónde empezar. Hoy ya es jueves, de manera que estamos en el último día de estas particulares semanas y es hora de ir definiendo.
Empezaré diciendo que la primera vez que pensé en los valores, yo, y supongo que la mayor parte de la gente, sería alrededor de los quince años. A esa edad la mente humana ya está suficientemente desarrollada, ya se pensó en la propia finitud y en la propia muerte (que desarrolla y espabila mucho) y ya hubo oportunidad de plantearse cosas. Los quince años son una buena edad para comenzar a debatir con compañeros y amigos sobre asuntos serios: el hedonismo, la eutanasia/el aborto, el fin y los medios, etc. en definitiva, grandes temas que seguramente estamos en edad de darles vueltas todavía, porque a lo largo de la vida damos bandazos y, por seguir con los tres casos anteriores, a veces pensamos que lo importante es pasarlo bien y otros pensamos que hay otras cosas (otros valores) por encima; la eutanasia y el aborto, que nos plantean el debate entre el derecho a la vida y el derecho de otros a ser felices (simplifico); y el fin y los medios, que a veces defendemos los medios ilícitos y otros no, o depende. En resumen, grandes temas sin resolver.
Pues bien, esos debates, que en mi caso (que seguro no es nada especial) comenzaron a los quince años, están en plena efervescencia hasta los dieciocho, en que hago un paréntesis. A esta edad se vuelve uno (me volví yo) más práctico, quizá más preocupado por cuestiones concretas, como dicen los cubanos, por resolver.
Ahora va mi segundo encuentro con los valores, que tuvo lugar cuando estudié la asignatura de Derecho Natural en primero de Derecho. Fue una materia que cogí con manía porque el profesor era un plasta, como yo. Precisamente por esa manía, porque la estudiaba sin intentar entenderla, resulta que aprobé todo segundo y seguí pendiente con el Derecho Natural de Primero. Para ese entonces ya empiezas a estudiar cosas concretas a las que ves más utilidad, la redacción de un escrito, la tipificación de un delito, la concreción de una pena, y el Derecho Natural te parece filosofía en el mal sentido de la palabra.
Héteme aquí que hubo un momento en el que intenté entender la materia. Apliqué la teoría, contraria a todo el mundo, de que el derecho no es de empollar, sino de entender (Haced la prueba, leer cualquier texto jurídico, mismamente las obligaciones de un trabajador en el Estatuto de los Trabajadores; si acabáis entendiendo por qué son esas y n otras, será más fácil entenderlas, aunque mañana venga un decreto-ley y las cambie; vuelve uno a intentar comprender los cambios y se acordará de lo nuevo). En definitiva apliqué ese criterio a la asignatura. Y ahí apareció ya el mundo de los valores, de la axiología, con nombres como Rickert o Scheler, y otros de los que ya ni me acuerdo. Claro que tampoco me acuerdo de lo que decían estos que cité, pero sí que te va guiando hasta donde te quiere llevar, que es el debate sobre qué es el Derecho Natural y si existe, y qué pasa si entra en contradicción con el Derecho Positivo o legal y cómo se conoce el Derecho Natural y si es lo mismo para un italiano que para un español que para un zulú.
En ese momento caí de la higuera: el Derecho no era solo la letra pequeña o de si para un recurso había cinco días de plazo o siete. Eso cambia, lo importante es el conceto (Pepiño Blanco), lo que está detrás, el valor.
Fueron pasando los años y llegamos a quinto. Y ahí me volví a topar con la Filosofía del Derecho, de manera que nuevamente me encontré con los valores. Aquí enlazo con Javier Elzo en su primera respuesta cuando habla de la perspectiva descriptiva y la perspectiva propositiva. Creo que se puede decir de una forma un poco más sencilla. La perspectiva descriptiva, que sería la del sociólogo Elzo, es simplemente describir los valores, es decir, registrar, tomar nota de cuáles son los valores dominantes, los que inspiran el comportamiento social, y las normas, llevándolo al campo jurídico. La perspectiva propositiva es la que intenta decidir cuáles serían los valores que deberían guiar el comportamiento personal, el comportamiento social y la elaboración del derecho positivo. Aquí el gran dilema, difícil de justificar desde un punto de vista teórico y por el que polemizan distintas corrientes, es cómo se conocen esos valores objetivo, o cómo se pasan del ser al deber ser; por qué unos valores objetivados, es decir, realmente existentes y plasmados en los comportamientos son los mejores, los que tienen que ser, o si simplemente son esos como podían ser otros. La teoría democrática aporta la solución menos mala, que es concluir que los valores válidos en un momento histórico determinado son los que democráticamente se asignan los pueblos. Con esta solución la pelota pasa a otro tejado: qué sistema es el más democrático, de manera que los valores que propugna son los válidos y no otros. En realidad, cuando decimos que las costumbres se hacen leyes no decimos ninguna burrada. De hecho, hoy son leyes lo que ayer fueron costumbres, pero costumbres con valor normativo, es decir, costumbres que se consideraron de acuerdo con un patrón ideal de comportamiento.
Aquí Elzo, como sociólogo, se mete en un terreno ajeno a sus saberes profesionales, aunque como persona puede opinar y opina bien, por cierto. Un sociólogo debe simplemente tomar nota de los valores dominantes, pero no decir que esos son los valores-objetivo. Eso ya es del campo de la Axiología o de la Ética, de la Filosofía en definitiva.
Con el paso del tiempo fui comprendiendo que un jurista no es el hombre que sabe los procedimientos, para eso vale un gestor administrativo. Y me fui aficionando a lecturas más abstractas, pero que te dan respuestas y soluciones a largo plazo. Un jurista ve algo más allá del reglamento o la instrucción, un jurista ve los valores que subyacen bajo la norma, pero, como dice la canción, yo no soy esa.
Más tarde, en lecturas ociosas de Derecho Constitucional leí que para algunos autores los principios generales del derecho y los valores eran lo mismo y los mismos, por ejemplo, cuando la Constitución dice ya al principio que se propugnan la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Hay quien piensa que los tres primeros son principios y valores, pero el cuarto es solo un principio, no un valor, porque es el medio de concretar los tres primeros. En fin, tela.
Y llegamos al tercer momento, a otro de mis vicios, a la palabra, a la prostitución de la palabra, porque ahora resulta que las empresas crean valor y ese es su objetivo. Y no hay presentación de PowerPoint, revisteja propagandística o intranet en la que no se hable del valor, pero, se están apropiando del concepto-valor, un concepto muy digno, cuando lo que quieren decir es ganancia. Que lo digan claro, que la empresa está para ganar, pero no digan que quiere crear valor. Es verdad que la palabra valor es de la misma raíz que valuta, pero también que valiente, que válido. Y también tenemos la cursilada de “poner en valor”, que lo acabo de leer hasta en un comunicado de UGT, que dice que Renfe Operadora tiene que poner en valor las potencialidades acumuladas durante años. Claro que aquí lo de poner en valor es un barniz al lenguaje, porque ni de ganar dinero se trata.
Y por último leo un recuadro en EL PAÍS del domingo, que anuncia un congreso que lleva por título “De la educación socioemocional a la educación en valores”. Lo más importante es que lleva aparejados dos créditos. Llegamos al abuso de la inteligencia emocional, pero eso ya es para otro día.
Por terminar con Elzo. Los valores que propugna para la educación servirían también para la vida: la racionalidad (véase que la religión quedaría aparte posiblemente), la competencia personal más allá del voluntarismo y del emotivismo desresponsabilzado (esto daría juego para otro comentario) la tolerancia activa, rechazando la pasiva y propugnando la intolerancia en determinados supuestos (o sea, contra Gandhi, contra el velo, simplificando), la solidaridad, la espiritualidad (desligada de connotaciones religiosas), la utopía.
Bueno, pues todo eso y algo más me suscitó la lectura del fin de semana.